Camino a casa – 10 k con Lu
El 2020 en general fue muy distinto a todos los demás años que jamás vivimos, muchos imprevistos que vinieron de la mano de la pandemia y que nos hicieron cambiar todas nuestras estructuras, casi todo lo que dábamos por seguro, dejó de serlo en un momento.
Qué increíble cómo todo cambia tan pronto ¿No? Qué increíble como tenemos que ponernos creativos, como hay que saber aprovechar las circunstancias y poder estar atentos a los designios del tiempo.
Así fue que este septiembre, no nos encontramos haciendo la gran cruzada que siempre hacemos, ciertamente toda la juventud se quedó con las ganas. Pero, había muchísimas intenciones para llevar al Capital de gracias, toda la familia de Schoenstatt tenía muchas cosas que agradecerle a la Mater ese 18 de octubre. La Mater, en su Santuario quería ser visitada, y nosotros queríamos volver a casa, queríamos renovar nuestra Alianza en el Santuario, queríamos dejarnos interpelar por Ella una vez más.
Primero fuimos a la sede, a nuestro Terruño y después de una rápida consagración emprendimos la marcha. El primer día caminamos desde el kilómetro 20 a Libertad, donde pasamos la noche. La Mater nos regaló un hermoso momento con Pepe y Francisco, los sacerdotes Oblatos de Libertad que nos hospedaron y compartieron su testimonio de vida.
El segundo día fue muy intenso, las mochilas comenzaron a pesar y nos agarró la lluvia, pudimos caminar menos de lo previsto y Tony tuvo que asistir en nuestro auxilio para llevarnos al lugar donde pasamos la noche. Por lo que el 18 tuvimos que compensar algunos kilómetros del día anterior y salir aún más temprano de lo previsto.
Llegar a Nueva Helvecia, llegar al Santuario, llegar al hogar después de esos 105km fue maravilloso, es casi imposible poner en palabras lo que un schoenstattiano siente al entrar a su Santuario. Parece de locos entender, lo plenos que podemos ser solamente con disponer nuestro corazón, con dejarla a Ella reinar en él.
Alfred y Lu