Carta del Padre Eduardo Aguirre
Saludo y Mensaje a quienes rezan y ofrecen por el proceso de beatificación del P. Kentenich
Me alegro de poder enviaros este breve mensaje desde nuestra tierra santa de Schoenstatt.
Os agradezco mucho vuestras oraciones, esfuerzos e iniciativas para apoyar e impulsar el proceso de beatificación de nuestro Padre y fundador. Estas Iniciativas son muy importantes para que su causa pueda avanzar y representan también para mí un gran apoyo y estímulo en mi tarea como Postulador.
Lamentablemente, desde un punto de vista más técnico, en estos momentos la causa avanza muy lentamente y aún no se ha podido realizar la sesión de clausura en la diócesis de Tréveris, para que toda la investigación y documentación referente al proceso de nuestro Padre y fundador pueda ser enviada a Roma y dar inicio la fase definitiva del proceso. Aún hay un par de preguntas abiertas.
Como sabéis, la causa de nuestro Padre es muy grande y de vasto alcance. El P. Kentenich tuvo una vida larga y azarosa, no exenta de dificultades y controversias. Se trata de una personalidad profética, fundadora de una obra mundial enorme y con diversas comunidades, que quiere aportar a la Iglesia una espiritualidad y pedagogía de la fe innovadoras, para dar respuesta a los desafíos de nuestro tiempo.
Su beatificación no sólo está ligada localmente a la diócesis de Tréveris, sino que tiene un amplio significado internacional para toda la Iglesia. Sí, creemos que Dios le ha confiado a nuestro Padre un carisma –una gracia especial que conlleva una misión–para ofrecer un camino de santidad para el cristiano actual. Este carisma fue puesto a prueba por parte de la Iglesia por más de 14 años. Lo que era novedoso e innovador en su fundación y pedagogía fue en parte cuestionado por la Iglesia. Esta es una de las razones por las cuales ha habido que estudiar y aclarar a fondo muchos aspectos durante su proceso de beatificación. No se trata de una causa de fácil y rápida resolución.
Además, lo importante en el proceso del P. Kentenich no es que sea reconocido sólo como un santo individual, como una persona muy virtuosa y de vida cristiana ejemplar. Lo que verdaderamente interesa, es que la Iglesia reconozca, valore y asuma a nuestro Padre como una figura profética, portador de un carisma de renovación para la Iglesia del nuevo milenio.
Por lo tanto, me parece que debemos tener una mirada providencialista en relación a la marcha del proceso de nuestro Padre. Éste no depende sólo de un buen manejo técnico y diplomático, para avanzar lo más rápido posible. Al parecer, el Padre-Dios nos está dando tiempo, para que nosotros, los seguidores y discípulos del P. Kentenich, nos identifiquemos más con su misión y mostremos a la Iglesia con nuestra vida, con nuestro compromiso y con nuestras obras, que el carisma que Dios le confió a Schoenstatt a través de su fundador, es fecundo, es fuente de renovación y de santificación para el Pueblo de Dios en el tiempo actual. Como hijos y herederos espirituales del P. Kentenich, tenemos una gran responsabilidad. Todo fundador depende de discípulos que asuman su carisma y avancen por el camino que él inició, para que éste sea fecundo en la vida de la Iglesia. Ésta debe reconocer en nosotros, sus seguidores, la santidad de nuestro Padre y la validez de su carisma. Su carisma es nuestra misión.
Por ello, todas vuestras oraciones para pedir que se realicen milagros por su intercesión y vuestros esfuerzos por difundir la persona y el mensaje del P. Kentenich, para hacerlo más conocido, tienen mucho valor y es un importante aporte a su causa de su beatificación. Es bueno también tener presente que hay varios procesos de beatificación de discípulos e hijos espirituales del P. Kentenich que ya van avanzando en Roma: de la Hna. M. Emilie, de José Engling, de Mario Hiriart, de Don João Pozzobom y recientemente, la causa del P. Reinisch. El P. Karl Leisner ya ha sido beatificado y sólo necesita la comprobación de un milagro por su intercesión para ser canonizado. Esperamos que todos estos schoenstattianos ejemplares, cuyos procesos van adelantados, ayuden a iluminar la figura profética y santa de nuestro Padre y fundador, a quién ellos siguieron fielmente en su camino de Alianza y santidad, y preparen la llegada de su causa en Roma.
Una vez más, muchas gracias por vuestro compromiso con el proceso del Padre. Unidos en la oración y en la alianza con él, encomendamos muy especialmente su causa a nuestra Madre y Reina de Schoenstatt.
Schoenstatt, 10.09.2019
Eduardo Aguirre -Postulador
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