Misa con la Familia de Schoenstatt el 31 de Mayo de 2019 celebrada por el P. Valentín Goldie.
Celebramos el 31 de mayo como Familia en la Basílica de Ntra. Sra. del Carmen de Montevideo junto a la comunidad parroquial. Renovamos nuestra Alianza y una Misionera recibió una nueva imagen de la Virgen Peregrina.
El P. Valentín Goldie fue el Celebrante y nos regaló esta hermosa Homilía:
Muchos de nosotros tenemos familiares fuera de nuestra ciudad, incluso fuera de nuestro país. Hemos visto nacer hermanos afuera. Crecemos en tiempos de alta conectividad y entonces podemos sostener un vínculo a distancia, aunque ciertamente nada podrá cambiar el contacto cara a cara. Todos tenemos experiencias de reencuentro, de que por algún motivo nos volvemos a ver. ¡Qué lindo que es juntarse a tomar unas cervezas juntos o a tomar un café! Es como que el vínculo se fortalece, como cuando uno le agrega unos tronquitos nuevos a un fuego que por pequeñito se está de a poco apagando. Yo mismo vivía algo así cuando estaba estudiando en Roma y volvía a Montevideo, el reencuentro con mucha gente, entre otros algunos de ustedes. Así podemos pensar que era la relación entre María e Isabel, una relación de cariño a distancia y con encuentros puntuales que ayudan a mantener el vínculo.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la visitación, un encuentro entre las dos, y seguramente tendría muchos elementos como siempre. El volverse a encontrar, ponerse al día, avivar un vínculo. Pero este encuentro es diferente. María e Isabel se miraron a los ojos con ojos diferentes. Ambas habían tenido la experiencia de un encuentro especial con Dios, que las invitaba a ser parte de su plan de salvación. María ya no era simplemente María, e Isabel ya no era simplemente Isabel. En ambas residía una presencia de lo sobrenatural muy especial, los ojos simples no lo pueden captar, pero verdaderamente cada una era para la otra signo de la presencia de Dios. La experiencia de una confirmaba la experiencia de la otra. Fíjense que María acababa de recibir el anuncio del ángel y el mismo ángel le dijo lo de Isabel… ver a Isabel embarazada era la confirmación del anuncio del ángel, ver a María y lo que generó en Isabel hizo que a Isabel le cuadrara todo. Dios había hecho algo en cada una de ellas, y cuando se juntaron se genera un vínculo especial, un vínculo en que el otro es signo de la presencia de Dios.
Un día como hoy en Santiago de Chile, el padre Kentenich termina una carta que había escrito en Sudamérica. Parte de esa carta fue escrita en nuestro Uruguay. Al terminar esa carta pronuncia una homilía, en la que nos asigna a toda la familia la gran misión que tenemos: «Desenmascarar y sanar radicalmente el germen de la enfermedad que aqueja el alma occidental: el pensar mecanicista». Para ello hay que vivir de manera opuesta a ello, que denominamos «pensar, amar y sentir orgánicamente». ¿Qué es el pensar orgánico? Lo de María e Isabel… es la capacidad de ver en el otro la presencia de Dios, cuando uno ve en el otro la presencia de Dios se genera un vínculo de comunión súper estrecho. Este pensar orgánico, fruto de la Alianza de Amor, estos vínculos que intentamos vivir en el Movimiento, es muchas veces incomprendido por quien sin saberlo está enfermo de mecanicismo. Esta enfermedad genera la incapacidad de ver en el otro trascendencia, no me hace presente una presencia sobrenatural y por lo tanto no es posible un vínculo como el de María e Isabel. El resultado es que el otro deja de convertirse en alguien sin el cual me es denegado una parte del acceso a Dios para convertirse en alguien que puedo sacar y poner… el otro se despersonaliza. Es este vivir orgánico del movimiento que el visitador apostólico cuestiona… no la doctrina, no las canciones. Ese vínculo que tiene el padre con las hermanas, no está bien… ¡corríjalo!
Este hombre no entendía que el padre para la familia, era el signo de la presencia de Dios y la familia para el Padre también. En el fondo no entiende que hay vínculos humanos totalmente inundados por lo divino. La mentalidad mecanicista convierte la relación entre un sacerdote y su obispo en una relación de empleado-jefe, convierte el matrimonio en un acuerdo entre partes donde no entra lo sobrenatural. Convierte a nuestros vínculos en funcionales. Y por lo tanto es el germen de la destrucción de la Iglesia y de la familia. Un ejemplo precioso de mentalidad orgánica lo vi en un matrimonio que celebraba su aniversario de bodas, renovaron sus promesas arrodillados el uno ante el otro… ¡eso es mentalidad orgánica! Me arrodillo ante la persona con quien hice alianza porque esa alianza visibiliza la alianza divina. Nos miramos a los ojos como María e Isabel. Ahora en un minuto de silencio quiero invitarlos a pensar en personas significativas para nosotros… pensemos ¿qué me muestra el otro de Dios?
Hoy hace 70 años el padre renovaba su alianza de amor, invitaba a la familia a renovarla con él. Y ante esta misión que le propone a su familia él decía que la renovación de la alianza era como un intercambio de impotencias… lo que nosotros le ofrecemos a María es nuestro desvalimiento total, decía el padre: «Queremos intercambiar con la Santísima Virgen todo nuestro desvalimiento, nuestra buena voluntad y ella nos da su buena voluntad. Le damos nuestra fidelidad y ella nos da su fidelidad», por eso hoy decimos: «Oh Señora mía…»
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.