Carta a la Familia del P. Tommy
Sion del Padre, 18 de julio de 2020
Querida Familia de Schoenstatt,
Bendecido día de Alianza y saludos desde la cuarentena en Sion del Padre, Florencio Varela. Aunque Uds. están en otra fase ya, aquí en el Gran Buenos Aires llevamos ya más de cuatro meses encerrados. Sin embargo, todos estamos aprendiendo a vivir esta nueva normalidad, impensada a principios de año. Ha sido un esfuerzo, pero creo que lo estamos haciendo bastante bien como familia. Hemos aprendido a seguir por otros medios el cultivo del espíritu, la formación y nuestra tarea evangelizadora. Incluso, durante este tiempo, nuestra sede ya encontró su nombre, aunque hayamos tenido pocas posibilidades de utilizarla.
Uno de los frutos más lindos de este tiempo fue la invitación de la juventud a rezar diariamente el rosario. Una actividad que se realizó ininterrumpidamente durante 120 días. Florencia y León invitaron a una serie de encuentros para charlar diversos temas. Varias ramas realizaron sus retiros con una nueva modalidad, conservando el distanciamiento social, pero con iguales bendiciones.
Seguramente, el tema más importante de este mes que pasó fueron las acusaciones contra el Padre José Kentenich. Una noticia que cuando salió causó desconcierto, angustia y hasta enojo en muchos miembros de la Familia. Al principio, este tema causó mucha efervescencia. Incluso, algunos temieron que fueran las primeras de varias revelaciones. Dos semanas después, las aguas parecen haberse tranquilizado gracias a varias iniciativas esclarecedoras y debido a que la historiadora no publicó material nuevo. Sin embargo, queda mucho por reflexionar al interior de la Familia sobre el accionar del Padre y la vinculación de estas revelaciones con su pedagogía y la aplicación práctica de ella. Temas como el examen filial, el culto a la personalidad del fundador, la paternidad, la pedagogía de las causas segundas, entre otros, deberán ser estudiados seriamente en el contexto de la época en que se aplicaron. También tendremos la tarea nuestra de adaptar y actualizar esa pedagogía, que es uno de los pilares de nuestra espiritualidad. Creo que hay una voz muy fuerte de la Providencia que nos llama a mirar con más objetividad, seriedad y sentido crítico a nuestro Fundador. Una persona me comentaba hace algunos días que no debía extrañarnos que estas acusaciones surgieran justo cuando se cumplen cien años de la incorporación de las primeras mujeres al naciente movimiento.
Hablando ahora desde un plano muy personal, les quiero compartir que mi primera reacción cuando leí estas noticias fue de indignación. Tuve el privilegio de conocer a hermanas como la Hna. Ursula o la Hna. Fiatis, entre otras hermanas de esa época. Por eso, leer que ellas, según la historiadora o según Tromp (porque en los artículos no queda claro qué es de él y qué es interpretación de ella…), eran en su mayoría mujeres inseguras, sin autonomía e insatisfechas interiormente me sonaba a falta de verdad o a información parcial o tendenciosa. Lo mismo me parecía cuando se hablaba de sometimiento, de poder absoluto o de “padre-patrón” respecto de una persona que había pasado casi cuatro años en la cárcel o el campo de concentración y luego siete años viajando por el mundo. Ni que hablar, cuando afirmó que la Iglesia había “rehabilitado” a Kentenich porque era un viejito inofensivo. Dicho sea de paso, en un artículo que salió hace pocos días, el P. Ángel Strada aclaró que nunca existió esa rehabilitación formal del Santo Oficio porque nunca existió una condena. Simplemente, la Iglesia dio de baja los decretos administrativos, pidió disculpas a Kentenich y le permitió que volviera a Alemania y siguiera haciendo lo que hacía antes de su exilio.
En fin, la Providencia nos está regalando una oportunidad única para profundizar en la persona y el carisma de nuestro Fundador. Yo estoy muy entusiasmado y no quiero dejar pasar esta oportunidad. Ojalá que como Familia de Schoenstatt de Uruguay podamos también hacerlo.
Les envío a cada uno mi bendición y mi oración. Ojalá que pronto pueda estar cruzando el charco para ir a visitarlos.
Tommy Nin Mitchell
“Quedamos en eso, permanecemos fieles”
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