Carta de Alianza del P. Tommy
Sion del Padre, 18 de octubre de 2020
Querida Familia de Schoenstatt,
No hay dudas que este 2020 será recordado por todos como un año muy difícil, lleno de desafíos. Los efectos de la pandemia de coronavirus, que todavía no sabemos cuándo terminará, se harán sentir por varios años más. Muchas personas han sufrido la pérdida de seres queridos, las complicaciones de salud, las penurias económicas, la falta de trabajo.
A los schoenstattianos se ha sumado a todos estos desafíos, un ataque inesperado al fundador de nuestra Obra, el Padre José Kentenich. Un ataque dirigido contra dos cosas muy queridas e importantes para él: el espíritu de inmaculada y la comunidad de las Hermanas de María. Como en la época del exilio, se quiso poner en duda la honorabilidad del Padre Kentenich, la pureza de sus intenciones, su propia moral. Como él mismo dijo en su tiempo: “Han tratado de convertir el jardín de azucenas que yo he hecho crecer, en un chiquero”. No hay duda que las acusaciones despertaron mucha incertidumbre, muchas dudas e incluso sospechas, en una época muy dada a ellas. Fue un verdadero sacudón para el que no estábamos preparados.
Para el que lee la historia con la mirada de la Providencia, es esta también una gran oportunidad: para profundizar en la personalidad del fundador y en una parte de la historia que muchas veces, hay que decir, por diversas razones fue tapada con un manto de pudor. Es interesante constatar que de esta manera cumplimos el deseo mismo del P. Kentenich, que siempre quiso que se conociera toda la verdad. En la historia de Schoenstatt, todos los ataques y las pruebas a las que fue sometido el fundador fueron para la Familia una oportunidad de conquistar más libertad interior.
Para la Familia uruguaya, el 18 de octubre es una fecha especialísima porque además de día de Alianza es aniversario de bendición del Santuario de Nueva Helvecia, el primer santuario filial. Hay que sentirse orgulloso de que desde aquí haya surgido la corriente de santuarios que luego se extendería a todo el mundo. No podemos olvidarnos también, que la historia de la fundación del Santuario de Nueva Helvecia es también una historia de audacia y confianza en la Divina Providencia. Lejos están nuestras Hermanas de María de esa imagen que quisieron endilgarles el visitador y los acusadores del ayer y del hoy. En esta línea quiero recordar especialmente a la Hna. Petra, al cumplirse un mes de su fallecimiento.
La Familia de Montevideo sufrió, por segunda vez en poco tiempo, el robo en su sede. Es verdad que la pandemia dificultó los planes que teníamos de darle vida a ese lugar cedido con generosidad por Monseñor Sturla. Pero también, creo, es una voz de la Providencia que nos invita a dar más vida a nuestros lugares, nuestros apostolados y nuestro Movimiento.
El Padre nos dice: «María nos hizo ver la gran ley de construcción de nuestra Familia, según la cual nosotros, como hijos de la guerra, sólo podremos crecer y prosperar en la lucha y en la batalla, en las pruebas y en las persecuciones». Que esta sea nuestra actitud al celebrar este 18 de octubre.
Les envío a cada uno mi bendición y mi oración. Ojalá que pronto pueda estar cruzando el charco para ir a visitarlos.
Tommy Nin Mitchell
“Quedamos en eso, permanecemos fieles”
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