Carta del Padre Tommy
Querida Familia,
En este día de Alianza, les envío un saludo y bendición especial desde Schoenstatt. Aquí en pocos días comienza la primavera y el clima ya está fresco. El chaleco de la Totus me está siendo muy útil, pero no solo para abrigarme sino también para meditar sobre el lema de la misión y, especialmente, para recordar y rezar desde aquí por la Familia de Schoenstatt de Uruguay.
El lema de la Totus nos recuerda palabras importantes de Jesús: “No teman, permanezcan en mi amor” (Mc 6,50; Jn 9,15). Con Jesús a nuestro lado, no se puede tener miedo. Como dice San Pablo: “todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4, 13).Para algunos, tal vez no sea el verbo “temer” el que más nos toque, puede ser que Cristo nos esté dirigiendo otras palabras similares: no se angustien, no se estresen, no se pongan ansiosos, no se bajoneen. Sin embargo, la respuesta es la misma: “permanezcan en mi amor”. En el corazón de Jesús, en su amor, encontramos hogar, paz, armonía. Permanecer en el amor de Jesús nos regala fuerzas renovadas para afrontar cada día, para encarar desafíos y problemas. Jesús, el de Nazaret, el Mesías, es aquel que encontramos en el Santísimo, al que acompañamos en adoración.
Para nosotros los schoenstattianos, permanecer en el amor de Jesús es también permanecer en el Santuario: en nuestro Santuario de Nueva Helvecia, en nuestros santuarios del hogar, en el santuario del corazón. La palabra “permanecer” habla de fidelidad y nadie sabe más de ello que la Mater. Ella es la mujer fiel que permanece junto a su Hijo durante toda su vida y sigue a su lado intercediendo por nosotros. Por eso el Padre Kentenich llamaba a María la Compañera y Colaboradora de Cristo en todo el plan de Salvación.
Queridos amigos, este mes que pasó, nuestro Movimiento se llenó de vida. Vida que se expresó en las reuniones de grupo, en la sede, en las misiones, en Provi, en Nueva Helvecia y, por supuesto, en la Cruzada. Qué lindo ver tantas personas caminando, tantos jóvenes de espíritu, aunque no todos fuéramos jóvenes de edad; el apoyo de la Familia, expresado en decenas de autos que acompañaban, la logística excelente, y el fervor y la oración con la que llegamos al Santuario. Schoenstatt estuvo de fiesta ese día y más cuando el broche de oro fue la Alianza de Amor de ocho chiquilines de la JM. ¡Qué contenta estaba la Mater ese día!
Schoenstatt, como movimiento, no hace un apostolado específico. El Padre Kentenich quería a los schoenstattianos trabajando en todos los estamentos de la Iglesia y la sociedad, todo en la fuerza de la Alianza de Amor. La Alianza de Amor es la fuente de nuestro carisma, el gran regalo que Dios nos ha dado. Pero como todo don, no se nos dio para que lo escondamos sino para ofrecerlo a la mayor cantidad de gente posible.Por eso, una vida apostólica intensa, que enciende, que contagia, es el sello del aliado.
Tenemos muchos desafíos por delante. Pero no tenemos nada que temer, si permanecemos en el amor de Jesús.
Un saludo afectuoso en Cristo y María,
Tommy Nin Mitchell
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