Misión Totus Tuus 2019
La misión en PROVI fue una experiencia de vida que movilizó toda mi persona, además de mi fe. Significó mi primera oportunidad de encontrar a María en todos los lugares que fuimos recorriendo y en el rostro de las personas que fuimos encontrando a lo largo de los días.
Entendí el significado real del concepto que tantas veces compartimos en las catequesis: Cristo vive en el prójimo. Es así, vive en el que tiene hambre, en el que lleva una vida muy diferente a la mía, en el que sufre la marginación y el abandono, en el que piensa distinto que yo… Lo descubrí en la carita de felicidad de los chiquitos con los cuales jugamos, que se nos acercaban locos de alegría y de gratitud por compartir ese tiempo a su lado, con la autenticidad típica de los niños.
También entendí lo que significa encontrar a Cristo a la hora de recorrer el barrio y tocar timbre, en los que nos miraban desconfiados o sorprendidos y en los que nos recibieron con los brazos abiertos, dispuestos a escuchar quiénes éramos, de dónde veníamos y para qué. Fue impresionante la forma en que algunos se abrieron a nosotros, compartiendo sus historias de vida personales, algunas durísimas, muy, muy tristes. Pensaba que esa espontaneidad sería también fruto de la necesidad de ser escuchados y abrazados, de hecho sentí que varias personas se sacaron un peso de encima haciéndolo y que sin duda, María, con su presencia de Madre, lo hizo posible, ya que a unos minutos de conocernos, parecía que nos unía una relación de cercanía de tanto tiempo… Sin duda hay algo común a todos los seres humanos, sin excepción, lo sepan o no: la necesidad y la felicidad de sentirse queridos.
Esta vivencia generó en mí, primero que nada, la conciencia de la gratitud: cuánto y por cuánto en mi vida debo dar gracias a Dios. Enriqueció mis vínculos personales con nuevos amigos, a través de la integración a la JM en encuentros posteriores a la misión, pero sobre todo me permitió comprender en qué medida la Madre nos lleva al Hijo, la Virgen nos alcanza a Jesús, María es el mejor camino para nuestro encuentro personal con Cristo resucitado.
Juan Manuel González
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