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Nuevo Portal Web del P. Kentenich

Nuevo Portal Web del P. Kentenich

Querida Familia,

Compartimos con ustedes el portal web: http://jkentenich.com

Esta iniciativa nace de un equipo de comunicadores de la Familia de Schoenstatt con el fin de compartir información dirigida a los seguidores e hijos espirituales del Padre José Kentenich, también para todo aquel que quiera conocerlo.

Los invitamos a visitarlo y compartirlo!!!

 

Conocemos al P. Kentenich como una figura profética, como un educador que ha sabido despertar con una maestría sorprendente los impulsos vitales de sus educandos, auscultando los susurros de Dios en sus almas,  motivándolos a un desarrollo pleno de sus virtudes, en profunda libertad interior.

Lo conocemos como una personalidad que vivió y transmitió una relación profunda con Dios, a través de María, a quien buscó asemejarse en su pureza, filialidad y entrega.

Lo conocemos como una figura del siglo XX que rompió esquemas, soltó ataduras que asfixiaban al católico en categorías obsesivas de obligación y pecado, para que pudiera desarrollar una relación filial con el Dios del amor, con Dios como Padre, con Cristo como Redentor y con el Espíritu Santo vivificador, a través de María, como madre y educadora.

Lo conocemos como el profeta que tiene la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios.

 

Pruebas muy duras

La Iglesia del siglo XX no estuvo preparada para comprenderlo, y puso a su fundación y a él mismo a prueba. Una prueba que fue para el P. Kentenich más dura que el confinamiento en el búnker hermético y el campo de concentración, porque era esa Iglesia, para la cual él regalaba alma y vida, la que no lo comprendía y la que lo había enviado a un exilio de 14 años a Estados Unidos, no como medida punitiva, sino para analizar Schoenstatt sin la influencia del fundador.

 

Liberación

En esos 14 años, el P. Kentenich tuvo una confianza inconmovible de que María lo liberaría del exilio y le abriría el camino para regresar a Schoenstatt. Y así sucedió. En el tiempo del exilio fue víctima de calumnias e injurias. Pero el Santo Oficio, una institución de la Iglesia que solía juzgar a personas y penalizarlas durísimamente sin darles el derecho a defensa, -que es quien envió al P. Kentenich al exilio- nunca emitió un decreto acusándolo de delito alguno. Luego de profundas investigaciones, y evidenciándose su inocencia, fue rehabilitado en 1965 por el Papa Pablo VI para cumplir plenamente con sus funciones de fundador en el Movimiento de Schoenstatt.

 

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