Carta de la Hna Mariela a la Familia uruguaya
Querida Familia de Schoenstatt uruguaya:
Estamos viviendo este mes de junio, marcado por 2 fiestas de Jesús tan queridas: la fiesta de Corpus Christi y la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Estas dos fiestas son expresión del infinito amor de Jesús hacia nosotros. La primera es expresión de ese amor tan humano de Jesús, que utiliza su omnipotencia para regalarse en forma permanente, sustancial, sensible, cercana; tan cercana que lo podemos comer y Él se incorpora a nuestro cuerpo para que nosotros podamos incorporarnos a su vida divina. Milagro de amor, milagro de misericordia.
La otra fiesta que mencionaba es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Es la fiesta del amor humano de Jesús. Nos amó con un corazón de carne, como el nuestro. Nos amó como ser humano, como podemos amarnos nosotros, cuando amamos con un amor muy grande.
Estas dos fiestas, muy semejantes en su esencia, me llevan a una reflexión que quiero compartir con ustedes.
¿Qué es el amor infinito de Dios vuelto hacia nosotros? Nosotros lo expresamos diciendo: es el amor misericordioso de un Dios misericordioso. El amor misericordioso es el rostro del Dios infinito inclinado hacia nuestra pequeñez.
“Cristo al convertirse en la encarnación del amor que se manifiesta con peculiar fuerza respecto a los que sufren, a los infelices y a los pecadores, hace presente y revela de este modo más plenamente al Padre, que es Dios «rico en misericordia». San Juan Pablo II
Nuestro Padre y Fundador, en su vida hizo presente esa imagen del Padre rico en Misericordia. Él mismo decía: Cómo quisiera que comprendiera que el Padre quiere a su hijo así como es, con toda su pequeñez y debilidad. El hijo no necesita vestirse en forma especial para acercarse al Padre. El Padre quiere a su hijo también cuando se acerca con un vestido sucio. Porque ve su corazón y quiere sencillamente regalarle su amor.
Si anunciáramos más esta imagen de Dios, muchos más se acercarían a buscar lo que anhela y necesita su corazón.
Por eso cada uno de nosotros estamos llamados a abrir nuestro corazón a ese AMOR que se nos regala, para poder regalarlo, como el Sagrado Corazón de Jesús. Y poder vivir lo que Él nos dice: Vengan a mí los que están afligidos y agobiados…, vengan que soy paciente y humilde de corazón, vengan que yo los aliviaré.
Si miramos a nuestro alrededor, veremos cuántas oportunidades tenemos para regalarlo desde nuestra limitación humana.
Este tiempo de Pandemia, con tantas muertes, tanto dolor, incertidumbre, temor, es un terreno necesitado de la lluvia del amor y de la misericordia, del amor misericordioso, que ama gratis, que regala sin pedir retribución.
Nosotros estamos llamados a esto. Hemos sellado una Alianza con la Madre de Misericordia y ella nos necesita como instrumentos para llegar a tantos…
Hna. Mariela González
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