Carta del P. Tommy
Sion del Padre, 18 de diciembre de 2020
Querida Familia de Schoenstatt,
Estamos transitando los últimos días del Adviento, en pocos días celebramos la Navidad. Las lecturas que la liturgia nos ofrece para estos días están llenas de palabras de esperanza. El pueblo de Israel, sometido a muchas penurias y privaciones espera la llegada del Mesías. El Salvador prometido traerá justicia, consuelo, bienestar y paz.
Desde hace muchos años, los días alrededor de la Navidad se fueron transformando en un trajín interminable de reuniones, compromisos, compras… No quedaba mucho tiempo para vivir este verdadero espíritu navideño. Este fin de año, todavía inmersos en la pandemia mundial por el coronavirus, estamos invitados como cristianos especialmente a acentuar nuestra oración, nuestra esperanza y nuestra solidaridad hacia los enfermos y los más desprotegidos.
Cuando encarcelaron al P. Kentenich en Coblenza, la familia de Schoenstatt, a partir de una carta de la Hna. Mariengard, comenzó a hablar de su liberación como el milagro de la Nochebuena. Ese milagro ocurrió nuevamente luego del Exilio, cuando el P. Kentenich retornó a Schoenstatt precisamente el 24 de noviembre de 1965.
Para el P. Kentenich, el milagro de la Nochebuena se repite continuamente cuando trabajamos en la santificación del mundo y nuestra propia santificación. El nacimiento de la mujer y del hombre nuevos son un milagro que el Señor realiza constantemente con nuestra ayuda. El milagro de “personas y comunidades ancladas en lo sobrenatural, de acendrada ética, valientes y santas” (carta del PK del 5 de enero de 1942). Festejar la Navidad no es solo celebrar algo que ocurrió hace dos mil años sino también al Señor que nace en cada uno de nosotros, en nuestra familia, en nuestra sociedad.
Este ha sido un año lleno de desafíos para nuestro mundo, para la familia de Schoenstatt, para cada uno de nosotros. El año 2020 será un año inolvidable que todos querrán olvidar. Por ello, hoy más que nunca, les invito a encontrarnos en la Nochebuena no solo como familia, con los amigos, sino también a través de la oración, a distancia con el Cielo, en el encuentro con el Niño Dios que nace. El Salvador que renueva la vida, que trae la esperanza, que viene con el regalo del amor misericordioso de Dios.
“Ven Señor, no tardes, ven que te esperamos”.
Les envío a cada uno mi bendición y mi oración desde el Sion del Padre en Florencio Varela.
Tommy Nin Mitchell
“Quedamos en eso, permanecemos fieles”
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