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Encuentro virtual de Madres

Encuentro virtual de Madres

El jueves 16 como Rama de Madres de Uruguay, junto a la Hna. Mariela tuvimos nuestro encuentro virtual de cierre del año preparándonos también para la Navidad.

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Cuatro reflexiones sobre la Encarnación de Jesús, basadas en una Catequesis de Benedicto XVI

Profundicemos en el tema de la Navidad. Sobre este, el más grande de los milagros obrados por Dios, el Papa destacó varios aspectos que son desatendidos por los fieles en medio de las características exteriores de la época navideña.

Recuperar el asombro

El primero de los puntos fue el asombro que la grandeza del misterio de la Encarnación debería suscitar de forma constante en todos los creyentes. Meditemos sobre el «corazón de la gran novedad cristiana que celebramos: algo absolutamente impensable, que sólo Dios podía hacer y que sólo se puede entrar con la fe». El misterio de la Encarnación: «La Palabra se hizo carne» tiene un enorme significado.

«La palabra «carne», en el lenguaje hebreo indica a la persona como un todo, el hombre entero, pero solo desde el aspecto de su transitoriedad y temporalidad, de su pobreza y contingencia». De esta forma, Dios abraza la limitación humana «para sanarla de todo lo que la separa de Él» y eleva la condición humana a la de hijos de Dios.

«Es importante, entonces, recuperar el asombro ante este misterio, dejarnos envolver por la magnitud de este acontecimiento». «Dios, el verdadero Dios, el Creador de todo, ha recorrido como un hombre nuestras calles, entrando en el tiempo del hombre para comunicarnos su propia vida. Y no lo hizo con el esplendor de un soberano, que somete con su poder el mundo, sino con la humildad de un niño».

Dios se dona plenamente

La costumbre de intercambiar obsequios con motivo de la Navidad encuentra su sentido más profundo y espiritual en el ofertorio de la Eucaristía, cuando la humanidad ofrece a Dios los bienes de la tierra. «La idea del regalo, entonces, está en el centro de la liturgia y nos hace conscientes del regalo original de la Navidad: en esa noche santa, Dios, haciéndose carne, ha querido convertirse en un regalo para los hombres, se entregó por nosotros».

Pero el regalo de Dios es muy distinto de los regalos de los hombres. «De hecho, durante la Navidad, a veces se intenta reemplazar el corazón y el compromiso de donarse, a través del dinero, con cosas que son materiales», expresó el Santo Padre. En su lugar, Dios manifestó en su Encarnación un obrar distinto: «no ha donado cualquier cosa, sino que se entregó a sí mismo en su Hijo Unigénito». «Aquí encontramos el modelo de nuestro dar: nuestras relaciones, sobre todo las más importantes, ¿son impulsadas por el don gratuito del amor?».

Ir más allá de las palabras

La tercera reflexión es motivada por «el realismo sin precedentes del amor divino». La acción de Dios no se queda en palabras, «sino que se sumerge en nuestra historia y asume sobre sí la fatiga y el peso de la vida humana». La intervención de Dios se traduce en una experiencia de vida en todos los aspectos de nuestra humanidad, en la familia, la amistad, el anuncio del Evangelio y, finalmente, la muerte en la cruz.

«Este modo de actuar de Dios es un poderoso estímulo para cuestionarnos sobre el realismo de nuestra fe». Esta fe «no debe limitarse a la esfera de los sentimientos, de las emociones, sino que debe entrar en la realidad, en lo concreto de nuestra existencia». La fe debe traducirse en la vida, en cada uno de sus aspectos

Jesús, rostro de Dios y del hombre

La última reflexión está referida al carácter renovador de Cristo, por quien fueron hechas todas las cosas y en quien fueron restauradas a través de su Encarnación. «La primera creación encuentra su sentido y su cumbre en la nueva creación en Cristo, cuyo esplendor sobrepasa el de la primera».

Por este motivo, Jesucristo no es solo la imagen perfecta de Dios, sino que responde de manera plena la pregunta fundamental sobre la identidad y la naturaleza humanas. «Sólo en Jesús se revela plenamente el proyecto de Dios sobre el ser humano: Él es el hombre definitivo según Dios». «En ese niño, el Hijo de Dios contemplado en Navidad, podemos reconocer el verdadero rostro, no sólo de Dios, sino el verdadero rostro del ser humano; y solo abriéndonos a la acción de su gracia y tratando todos los días de seguirle, realizamos el plan de Dios en nosotros, en cada uno de nosotros».

«Que el Señor nos ilumine y nos transforme cada vez más a imagen de su Hijo hecho hombre por nosotros».

 

Velas

Oración final

Señor, durante este año hemos:

Rezado buscando serenidad, buscando esperanza, buscando paz o por gratitud.

Oramos para que nuestros ojos pudieran ver lo mejor de la vida, nuestro corazón pudiese perdonar todas las ofensas, nuestra mente pudiese olvidar las malas experiencias y para que nuestra alma nunca perdiera la fe.

Te agradecemos todos los momentos en que te hemos sentido cerca, siempre teniendo a nuestra Madre Tres veces Admirable de Schoenstatt como mediadora.

Que, a pesar de las circunstancias, hayamos permanecido en contacto, colaborando en nuestro crecimiento espiritual. Tratando siempre de encontrar el camino compartiendo las ansias de ser, cada vez, un poquito mejor. Ayudándonos a superar los escollos para lograr nuestros propósitos personales.

Varias veces nos hemos hecho presentes espiritualmente en el Santuario para llevar nuestro aporte al capital de gracias.

Preparándonos para el Nacimiento del Niño Jesús te pedimos:

— Señor ayúdanos a recordar que no importa cuán oscura sea la noche. Tú eres la luz de nuestras vidas, nunca te apagas y siempre nos darás un nuevo amanecer.
— Señor Jesús en tus manos ponemos nuestras vidas, metas e ilusiones. Guíanos hoy y siempre, llena nuestros días de bendiciones y aléjanos de todo mal.
— Gracias Señor, por cada momento de vida, por cada sueño que nos das y por cada bendición que nos entregas. Gracias por nuestras familias y por la gente que nos quiere.
– Señor, en Tus Manos colocamos nuestras preocupaciones y problemas. En Tu sabiduría nuestros planes y objetivos, en Tu inmenso amor, nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Confiamos en Ti plenamente.

Siempre tenemos presente que: «Cuando las oraciones suben, las bendiciones bajan» y que «La oración es nuestra mejor arma. Es la llave del corazón de Dios
Así decía el Padre Pio.

 

MADRE, REINA Y VICTORIOSA TRES VECES ADMIRABLE DE SCHOENSTATT

Rogamos por tu cobijamiento y la protección de san José. Como él queremos permanecer atentas cultivando sus virtudes: simplicidad, sencillez y silencio para escuchar al Señor.

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Para las madres que no pudieron participar, les dejamos los links 1ra parte

2da parte

 

 

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