Fiesta de San José
Homilía 19 de marzo 2021 – Fiesta de San José – P. Guillermo Porras
En primer lugar recordamos que hoy es el 8vo. Aniversario de la Asunción del Papa Francisco.
En el Evangelio escuchamos: “al despertar José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado”. ¿Qué le ordenó? Que recibiera a María, que recibiera a su Hijo y le pusiera el nombre de Jesús. José estaba ahí, obediente, era un santazo.
“Cambiemos el chip”… pongamos el chip de aquella época, imaginemos, siglo I, Israel, una sociedad súper religiosa, machista también, un mundo diferente. En aquellos tiempos si una mujer era sorprendida en adulterio había que apedrearla, una muerte horrible, espantosa, además de la vergüenza y ofensa para la familia. Pero también sucedía al revés, si un padre de familia, si un esposo abandona a su mujer que está embarazada y se va, él mismo debe ser apedreado… Entonces imagínense la situación de José, está enamoradísimo de María, la estima, la quiere, sería una hermosa mujer María, pero a la vez está embarazada. Él está muy confundido, ya que el ángel primero fue a María y luego a él, entre tanto no entiende nada.
San Lucas dice que María va a visitar a su prima Santa Isabel por tres meses hasta que da a luz. Después regresa y José la ve, no entiende nada y dice, acá hay algo que me supera, acá hay algo de Dios que yo no entiendo, que me supera. Y ¿qué hace José, el hombre santo? Dice yo no entiendo nada, no quiero meter la pata, prefiero retirarme yo y morir, que sea lo que Dios quiera, yo confío en ella, no entiendo qué pasó. María le explica, le cree a María pero no sabe cuál es su papel, en su sencillez interior dice yo me hago a un lado.
En medio de esas inquietudes interiores se le aparece el ángel en sueños y le dice José tranqui, bajá las revoluciones, mirá que esto es de Dios, acá hay algo sublime, acá está Dios sosteniendo el amor de ustedes, hay algo superior, sobrenatural, grandioso, y tú vas a ser el padre de esta criatura. Este es José obediente que con su sí acepta este plan de Dios, un hombre trabajador, San José obrero, luchador, enamorado de María, un hombre fiel, justo, santo, un hombre que cuida la vida, la familia.
San José es cuidador de la familia y de la vida, con lo importante que es hoy cuidar la vida y la familia, que en los últimos años ha sido tan atacada. Lo que hemos aprendido que era lo bueno, lo mejor, ahora está todo mal y se bombardea la familia que es lo más importante, cuando se combate la familia estamos en el horno, si perdemos la familia nos vamos a pique.
José justo hoy quiere ser luz que nos dice: cuidemos la familia, amemos nuestra familia, cuidemos a nuestros seres queridos, no una familia ideal, perfecta. Cuidemos nuestras familias reales, las que tenemos, las que amamos, las que cuidamos.
La familia es el único lugar donde somos queridos y valorados por ser nosotros mismos, no por lo que tenemos, no por lo que vamos a hacer, en la familia te aman por ser quien sos, no por lo que aparentás, no por lo que tenés ni por tu inteligencia.
Así era José, un hombre de fe como María, una mujer preciosa de fe, custodio de la vida.
Siempre la Fiesta de San José está en Cuaresma, porque la Cuaresma es un tiempo de interioridad, de silencio, de preparación para Semana Santa.
Qué bueno pedirle hoy a San José que nos enseñe a cuidar el silencio en medio de un mundo de tanto ruido, de tanto bochinche que nos marea, que nos marea y nos desorienta, nos distrae de lo esencial.
De la mano de José aprendemos a valorar el silencio para encontrarnos con Dios, en el ruido es difícil el encuentro con Dios, Dios se nos revela en lo pequeño y en lo sencillo, en el silencio de lo cotidiano.
Tenemos que aprender de José el cuidado y la custodia de la vida, el cuidar la familia que tenemos, no la que nos encantaría que sea, la de hoy.
Aprender de José su fe, su fe en Dios, su capacidad de trabajo que todo lo ofrecía al Señor.
Ofrecemos a toda la Iglesia, rezamos por el Papa Francisco, también por nuestras familias para que a semejanza de José, que en los cuatro Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, jamás se dice una palabra que José haya pronunciado, en ninguna parte del Evangelio dice “como dijo José” o “José le dijo a María”, no, no hay una sola palabra de José y además José fallece sin ver la vida pública de Jesús.
Qué humildad, qué silencio, qué abnegación, qué entrega a Dios.
Imitemos a José y cuidemos nuestra familia, nuestra fe y nuestro silencio.
Que el ejemplo de San José entonces nos inspire a crecer en nuestra fe y a prepararnos para que vivamos una Semana Santa profunda y sincera, adhiriéndonos profundamente a Jesucristo nuestro Señor.
Él es el que puede hoy, hoy de verdad, darnos su nueva Vida, transformar nuestra existencia, y hacer de nosotros hombres y mujeres nuevos en Cristo Jesús.